lunes, 27 de agosto de 2007

El Tablón, por Juan Butvilofsky

Los más destacados personajes de la historia de la humanidad tuvieron un denominador común en las génesis de sus aventuras: sus padres jamás concurrían a las entregas de boletines. Esta evidente falta de contención de parte de los desalmados progenitores deformó las personalidades de estos prohombres, quienes se vieron forzados a ser exageradamente más buenos, perseverantes y creativos por una sola razón: reclamaban desesperadamente amor, ese amor que papi y mami no les habían podido dar cuando faltaban a las entregas de boletines. El teorema de Juan Butvilofsky acerca de la genialidad humana es claramente aplicable al caso Germán Denis. El chico, tranquilamente, podría haberse ido hace un par de meses a Europa a facturar en euros, pero optó por la más difícil: quedarse a pelear por su imagen. El centrodelantero de Independiente postergó billetes y fama por una sola razón: necesitaba reconocimiento de parte del público vernáculo, reclamaba desesperadamente amor. Los goles fallados a lo largo de todo el semestre pasado, esos gritos tan ausentes como un papi o una mami en el aula de algún colegio el día de la entrega de boletines, oficiaron de motor, y hoy aquellos lejanos reclamos del público “rojo” se han transformado en aplausos. ¿Será la carencia afectiva de un nueve en reconstrucción el trampolín que lanzará a los de Avellaneda hacia el título?, ¿tendrán el mismo hambre de gloria el resto de los competidores?, ¿irán a partir de ahora, papis queridos, a las entregas de boletines de sus sufridos niños? (yo sugiero que no, así no se agotan los ídolos).
JUAN BUTVILOFSKY
METRO95.1
AMERICA1190
FM IDENTIDAD92.1
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