viernes, 17 de agosto de 2007

El Tablón, por Juan Butvilofsky

Mi próxima película exhibirá la vida de un arrogante joven del altiplano que seduce mujeres en La Paz vía chat, describiéndose alto, rubio y de ojos miel cuando en realidad es una mezcla de gnomo y balero. Mi film se va a llamar “Ego Morales” (risas)... Si de egos desmedidos hablamos, vale arriesgar que no fue antojadiza la elección de Marcelo Bielsa, flamante DT de la selección chilena de fútbol. En el Mundial de Corea y Japón, el de la penosa eliminación de la Argentina en primera ronda, el “Loco” creyó que su verdad era más verdadera que la verdad misma, esa que desfilaba burlona delante de sus ojos, y por morir con la suya murieron todos. No juntó a Crespo con Batistuta ni siquiera cuando se hundía el barco, y por obstinado claudicó. Cuando el martes le dijo a la prensa trasandina “yo tengo ideas que nunca abandono” no hizo más que reafirmar lo que se presumía: ni siquiera aquel baño de realidad de 2002 lo enderezó. No fue antojadiza la elección de Marcelo Bielsa. El “Loco” escogió fríamente a su nuevo brazo armado y a su limítrofe base de operaciones, donde se radicó para combatir al enemigo, a “la nuestra”, esa que defiende a ultranza una parte de la cátedra, esa que ejerció fielmente Basile al costado de la pileta antes de la bochornosa final de la Copa América contra los brasileños... ¿Entenderán alguna vez los entrenadores argentinos que entre los extremos habitan matices?, ¿quién ganará esta imperdible batalla de vanidades?, ¿iría usted al autocine con la patrona a ver “Ego Morales”? -con Pablo Echarri, como Ego, y Rodolfo Ranni, en el papel de un italiano que prepara tuco-.
Juan Butvilofsky
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