jueves, 20 de diciembre de 2007

El Tablón, por Juan Butvilofsky

Cuento navideño refritado, aunque oportuno… Había una vez tres renos: “Manchi”, Rodolfo y el reno Doce (risas). Como un depredador malvado se los quería comer (creo que era un dogo), nuestros amiguitos se hicieron casitas para zafar del verdugo loco. “Manchi” se compró una vivienda prefabricada “Rolón”, Rodolfo una carpa “Cacique” y el reno Doce se hizo el duro y durmió estacionado afuera. Esa misma tarde, el dogo le ladró a “Manchi”, que no le dio ni pelota, después le chumbó a Rodolfo, que tampoco le dio bola, y por último embistió a Doce, el reno más irreverente, y se lo comió de frente. Moraleja: más vale sólo que mal estacionado (risas)… En este 2007, por ustedes, no estuve sólo (ni mal estacionado), y por eso quiero darles mi más sincero agradecimiento. Aprovecho la extra sensibilidad que nos generan las fiestas para agradecerles el respeto a lo largo de este año, y el hecho de haber considerado este espacio como una alternativa para divertirse y pensar, sólo lo justo y necesario. Si se logró, realmente tuvo sentido. Si no, no (risas). Gracias a todos los que alguna vez me dieron su correo para que les mandara este grotesco estrictamente periodístico, gracias a los que se los mandé sin permiso y hoy son fieles amigos, gracias a los que me insultaron con dulce delicadeza para que los bajara y gracias a todos los que participaron activamente para que esto saliera. Que tengan unas muy felices fiestas, un buen descanso, si les toca esa suerte, y un 2008 colmado de serenidad. Hasta la próxima (colorín colorado, hasta la primera semana de febrero, este cuento se ha terminado). –Dedicado a la memoria del reno Doce, trágicamente estacionado-...
Juan Butvilofsky