viernes, 11 de abril de 2008

El Tablón, por Juan Butvilofsky

-Mamita, un señor se hizo daño contra una ola; sangra-, cuchicheó un nene, con voz de pito, tipo graznido, y señaló hacia la orilla... El chiquilín no había mentido. Mi amigo “Larry”, el tipo en cuestión, era el muchachote que había intentado surfear sin tabla una tromba marina en la ventosa Gesell para hacerse el banana de frente a una señorita, aunque sin suerte: tras dos violentos giros, el muñeco de “metegol” de ciento ochenta y dos centímetros con bermuda de color amarillo patito había impactado su boca contra el piso de arena (y caracolitos). –Fiera, cuidado con la sombrilla-, fue la advertencia que mi camarada escuchó al otro día -sí, al otro día-, aunque algo tarde: cuando viró para entender de qué se trataba el alerta, la sombrilla lejana ya no era sombrilla, sino una mezcla de paraguas y jabalina que, a lo daga con masa de “Falcon”, viajaba sin freno hacia lo que quedaba de su cara. “Larry” no la pasó “bomba” aquel verano. A pesar de todo, “Larry”, quien había llegado a la Costa como “Larry” y a las cuarenta y ocho horas portaba la boca de Raquel Mancini, un pómulo de Gary Coleman y otro de Dany De Vitto, no se dejó caer, barrenó la vida, se fue de milonga igual y para colmo dio un pico (risas; verídico). No siempre las desgracias en cadena terminan mal; Boca debe fijarse en la moral de “Larry”. El papelón ante el Atlas en Guadalajara por la “Santander Libertadores”, que incluyó autogoles, desatenciones defensivas de formación amateur y rendimientos individuales rayanos con lo grotesco, debe hacer las veces de trampolín y no de fosa; peor no se puede jugar. Si Carlos Ischia asume su rol de entrenador y posterga el papel de tío bueno de los pesos pesados del grupo, quienes hasta el momento parecen haber sido los dueños de las decisiones macro, habrá salida. Si el paraguayo Julio César Cáceres, quien arribó como salvador de la zaga pero mutó a enemigo, se sacude la timidez y aturde con su voz de mando, será distinto. Si Rodrigo Palacio posterga espectacularidad y trabaja sin broncas acumuladas para ser más efectivo, definitivamente habrá equipo. Todavía tienen una chance; depende de ellos tomarla de la mano para seguir en el baile o abandonar Gesell, derrotados, sin pico (y en micro)...
Juan Butvilofsky
Deportes
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El Tablón / www.tablonargentino.com